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Asalto A Los Dioses
Stephen Goldin
Glendys Dahl
TEKTIME S.R.L.S. UNIPERSONALE
En una misiГіn comercial hacia un planeta atrasado, la capitana de nave espacial Ardeva Korrell se encuentra con una pelea entre sus manos; ella y su pequeГ±o equipo deben batallar contra una armada de robots y vencer a los seres tirГЎnicos en forma de dioses que han esclavizado a la poblaciГіn nativa. La tarea ante ellos es simplemente: ВЎAsaltar las puertas del mismГsimo cielo!
ASALTO A LOS DIOSES
una novela por
Stephen Goldin
Publicada por Parsina Press (http://www.parsina.com/)
TraducciГіn Publicada por Tektime
Asalto a los Dioses Copyright 1977 por Stephen Goldin. Todos los Derechos Reservados.
Arte de portada В© Lunamarina | Dreamstime.com
TГtulo original: Assault on the Gods
Traducido por: Glendys Dahl
Tabla de Contenidos
CapГtulo 1 (#u248bef96-555a-5b50-ab61-0cc6b9e2297c)
CapГtulo 2 (#u6021e9c5-dc55-5f07-b46c-46b92cf159c6)
CapГtulo 3 (#u8505fecf-560f-52d7-b987-22bf9c8fdb34)
CapГtulo 4 (#u5a1282d5-b4c1-5e65-819d-a6f5d89ef0a2)
CapГtulo 5 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 6 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 7 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 8 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 9 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 10 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 11 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 12 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 13 (#litres_trial_promo)
CapГtulo 14 (#litres_trial_promo)
Sobre Stephen Goldin (#litres_trial_promo)
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Dedicado a Dorothy Fontana,
por tantas razones, que harГa falta escribir otro libro sГіlo para enumerarlas
“Deseo, por el amor de Dios, que Él no exista—
porque si es asГ, tiene una horrible cantidad de cosas por las que responder.”
—Philip K. Dick
CAPГЌTULO 1
Exactamente como un niГ±o necesita de sus padres, una sociedad inmadura necesita de sus dioses. La libertad siempre es difГcil de manejar, y el peso de la auto-responsabilidad sГіlo puede cargarse despuГ©s de alcanzar cierto nivel de sofisticaciГіn.
—Anthropos, La Divinidad del Hombre
La carretera, si es que se le puede llamar asГ, era un camino simple a travГ©s del cual el equivalente local de los caballos—bestias de seis patas llamadas daryeks—podГan tirar destartalados carros de madera. Los baches causados por la erosiГіn traГda por las ruedas de los vagones tenГan varios centГmetros de profundidad y estaban cubiertos con agua, mientras que el resto de la carretera era fango. Sin trГЎfico durante la noche, Ardeva Korrell tenГa el camino para ella sola. El planeta Dascham no tenГa luna y el cielo nublado bloqueaba las estrellas, de modo que su universo era una oscuridad, sГіlo rota por la luz de la pequeГ±a linterna elГ©ctrica que llevaba mientras hacГa el recorrido a pie.
“En el mundo ideal,” le murmurГі a nadie en particular, “una capitana de astronave no deberГa fungir tambiГ©n como su propia patrulla guardacostas.” Y suspirГі. Dascham estaba casi tan lejos de ser el mundo real como ella alguna vez esperГі llegar. TambiГ©n podГa desear tener su propia nave, un equipo competente y respeto hacia su rango y experiencia. Todos estaban igualmente distantes de la realidad.
Sobre ella, las oscuras nubes amenazaban con llover—lo cual no era algo inesperado, ya que llovГa cada noche en las zonas pobladas de este planeta. Una brisa cortante acompaГ±Гі a las nubes y congelГі su espГritu, a pesar del uniforme espacial que la aislaba completamente, a excepciГіn de su cabeza.
“Espero que Dunnis y Zhurat estГ©n ebrios,” dijo. “Me darГЎ mucho placer maГ±ana gritarles a sus oГdos resacosos y asignarles labores de castigo.” El pensamiento la calentГі durante un momento, y luego muriГі al venirle a la mente su entrenamiento religioso. “вЂ?La venganza alivia las frustraciones sГіlo en las mentes inseguras,’” citГі. “вЂ?La cordura no requiere equilibrar los desbalances naturales.’ Lo sГ©, lo sГ©. Pero a veces pienso que la vida serГa muchГsimo mГЎs divertida si estuviese un poco menos cuerda.”
PensГі en su cabina a bordo del Foxfire, que era cГЎlida aunque estrecha, y en los libros que la esperaban allГ. Este arduo andar a travГ©s del fango hacia una barriada para pasar buscando a un par de miembros del equipo ebrios, no era su idea de una placentera noche frГa y hГєmeda en un mundo alienГgena. Pero era necesario. Ella les habГa dicho que querГa que regresaran dentro de cuatro horas; cuando habГan pasado seis sin que ellos regresaran, supo que tendrГa que tomar acciones disciplinarias. El hecho de ser una capitana la ponГa en una posiciГіn lo suficientemente precaria sin permitir que el equipo tome ventaja de ella.
Al menos, no tendrГa que caminar de regreso. Los daschameses generosamente le habГan suministrado a la nave un pequeГ±o carro para transporte desde y hacia el pueblo, pero los dos miembros errantes del equipo se lo habГan llevado con ellos a la ciudad. El Гєnico otro medio de transporte ademГЎs de la yegua de Shank era el bote salvavidas del Foxfire, excesivo para un recorrido de dos kilГіmetros.
AsГ anduvo, con el barro succionando sus botas al levantar cada pie, pensando de manera alternada entre su cama y los libros que estaban a bordo de la nave y sobre lo que podГa hacerle a Dunnis y Zhurat si fuera una persona menos cuerda, en busca de venganza.
***
Repentinamente, arribГі al pueblo. Por un momento, el brillo de su linterna Гєnicamente le mostrГі campos abiertos y, despuГ©s, toscas casuchas que servГan de vivienda a los daschameses la rodeaban. El suelo bajo sus pies no era mejor por encontrarse dentro del pueblo, se encontraba revuelto por el volumen del trГЎfico que lo atravesaba a diario.
El asentamiento le parecГa a Dev caГіtico, escuГЎlido y depresivamente medieval—en resumen, idГ©ntico a los tres otros que habГa visto desde que Foxfire llegГі a Dascham una semana atrГЎs. HabГa chozas en lugar de casas, las cuales habГan sido construidas con un material con forma de caГ±a, similar al bambГє; las grandes grietas en sus paredes estaban rellenas con barro—apenas el mecanismo mГЎs cГЎlido posible. No era de sorprender, entonces, que los daschameses usaran ropa pesada y gruesa. Era preciso hacer algo para evitar que la neumonГa segara la raza. Los techos de paja, elaborados como lo que parecГan ramas, posiblemente sГіlo evitaba la entrada del noventa por ciento del agua. Dev se preguntaba si los daschameses morirГan si se mudaban a un clima templado; incluso sus amplios y planos pies parecГan estar adaptados para caminar sobre el barro.
Dev sacudiГі su cabeza. Le deprimГa ver seres inteligentes viviendo en tal estado de pobreza fГsica. Algo de su carГЎcter racial se habГa perdido, un sentido de orgullo y logro. Probablemente debido a esos dioses a los que ellos adoraban; los tabГєes religiosos eran tan estrictos que apenas le permitГan a la gente una vida de subsistencia. “Los dioses de ajustan a las mentes de quienes les sirven,” observГі Anthropos una vez. Le hizo preguntarse sobre la salud intelectual de los daschameses.
El pueblo estaba oscuro y preternaturalmente tranquilo. Dev calculГі la poblaciГіn en muchos miles, aunque despuГ©s del anochecer habГa pocos indicativos de que la regiГіn se encontrase habitada. Naturalmente, eran los dioses de nuevo—tabГєes estrictos contra salir despuГ©s del anochecer, exceptuando ciertas circunstancias. Para estar segura, incluso los sombrГos daschameses tenГan vida nocturna, pero era un pГЎlido placer en comparaciГіn con la de la civilizaciГіn humana.
Era una norma del universo el que las criaturas protoplГЎsmicas de sangre caliente pudieran ser afectadas por las bebidas fermentadas. TambiГ©n era una norma el que las mentes inteligentes con frecuencia se aliviasen de las realidades opresivas al inducirse ciertas formas de alteraciones mentales. La combinaciГіn de esas dos normas significaba que habrГa, en cualquier mundo que un ser humano pudiese tolerar, el equivalente a un bar.
Los bares daschameses, construidos en el mismo estilo arquitectГіnico—o mejor dicho, en la misma carencia de estilo—que las casas, sГіlo eran ligeramente mГЎs grandes. Estaban iluminados durante la noche, en contraste con las oscurecidas casas durmientes, y tambiГ©n tendГan a ser ligeramente mГЎs ruidosos—aunque de acuerdo a lo que habГa visto Dev de los nativos, apostaba a que los daschameses eran ebrios tranquilos. Los bares parecГan ser los Гєnicos lugares en todo el planeta que ofrecГan un descanso del hastГo de las vidas de los daschameses—y serГa en uno de estos bares donde mГЎs probablemente ella encontrarГa a Dunnis y Zhurat.
No habГa calles en el pueblo. Las chozas se construГan donde quiera que el dueГ±o considerara conveniente, lo cual significaba que un residente debГa encontrar la forma de llegar a una choza por instinto.
Dev luchГі a travГ©s del lodazal, buscando al azar un pueblo para los hombres de su equipo. ComenzГі a lloviznar antes de que ella lograse encontrar el primer bar—una monГіtona y pesada niebla que difuminaba las siluetas de los objetos a su alrededor. Su cabello castaГ±o, casi corto, se mojГі, pegГЎndose a su frente y cuello. Pero ademГЎs del vapor de la lluvia al golpear el suelo, no habГa otro sonido—ni bebГ©s llorando, personas hablando, ni mascotas ladrando. ParecГa como si el pueblo se agazapara de miedo ante algГєn horror inmencionable. Finalmente, vio una choza de mayor tamaГ±o con luces que brillaban entre las grietas—un bar. IncrementГі su marcha hasta casi correr. No querГa moverse con demasiada rapidez y caer en el barro; eso le darГa a ese par de payasos una razГіn mГЎs por la cual reГrse si se entraba en tales vergonzosas condiciones.
Al entrar al bar, parpadeГі hacia la suave iluminaciГіn suministrada por velas dispuestas en candelabros alrededor de las paredes. DespuГ©s de permanecer afuera entre la oscuridad absoluta de la noche daschamesa, le tomГі algo de tiempo a sus ojos adaptarse. AdemГЎs, habГa una atmГіsfera llena de humo, la cual Dev atribuyГі que fue producida por alguna droga local distinta al alcohol. El humo le causaba ardor en sus ojos, y eso le hacГa estrujar sus lГЎgrimas con el dorso de sus manos.
Cuando pudo ver nuevamente, revisó el interior. Cuatro pequeñas mesas punteaban el piso, cada una con cuatro mesas a su alrededor. El propietario se encontraba de pie detrás de una mesa ligeramente más larga—más como un banco de trabajo que como una barra. El piso era de madera desnuda y las paredes—a excepción de los candelabros y algunas cobijas usadas para cubrir las grietas más grandes—estaban exentas de decoraciones.
Muchos daschameses ocupaban las mesas. El metro con ochenta centГmetros de estatura de Dev resaltaba entre los demГЎs nativos, quienes sГіlo promediaban un metro con cincuenta y cinco centГmetros. Los daschameses no se parecГan mГЎs a otra cosa sino a osos de peluche con vida. Un pelaje grueso y despeinado de distintos colores cubrГa sus cuerpos. Caminaban sobre pies anchos y planos, y usaban pesadas ropas de lana. Sus cortas y rechonchas manos tenГan tres dedos cada una y un pulgar oponible. Era imposible para un humano leer cualquier expresiГіn en sus rostros Гєrsidos, pero a sus ojos les faltaba el brillo vibrante que caracteriza a quienes estГЎn realmente vivos.
Ante su vista, los nativos se acercaron rГЎpidamente hacia sus pies—por respeto o miedo, Dev no sabГa decirlo. Probablemente un poco de cada uno, supuso. DespuГ©s de todo, ella era uno de esos extraГ±os seres provenientes del cielo. Muchos daschameses probablemente nunca habГan visto a un humano de cerca, ya que su planeta estaba bastante alejado de las rutas ordinarias de comercio y pocas naves se atrevГan a llegar hasta allГ. Para los habitantes locales, con su primitiva tecnologГa, los humanos podrГan parecer casi tan poderosos como sus propios dioses.
Alcanzando su mejilla, encendió su traductor. “Por favor, no se sobresalten,” le dijo al auricular, y escuchó su propia voz emanando la gruñona lengua de los daschameses. “Sólo estoy buscando a dos de mis amigos. ¿Alguno de ustedes los ha visto?”
Hubo silencio durante un momento, y luego hubo gruñidos en voz baja, de los cuales la computadora informó que se trataba de un coro de �NOs’. Agradeció a las personas y, con un suspiro, se aventuró a salir una vez más.
La llovizna se habГa convertido en un aguacero solamente durante el corto espacio de tiempo que ella habГa pasado adentro del bar. Dev deseГі haber podido traer su casco con ella, pero en ese caso, hubiese tenido que traer algunos tanques de oxГgeno, y las bodegas de Foxfire no podГan permitirse ese gasto. AsГ que su cabello castaГ±o tomГі un aspecto fibroso y el agua goteaba por su nuca mientras recorrГa con cansancio el oscuro pueblo para encontrar el prГіximo bar.
***
Era una capitana Korrel menos mojada, pero mГЎs desesperada, quien caminГі hacia la puerta de Elliptic Enterprises dos meses atrГЎs, en bГєsqueda de un empleo. El planeta era Nueva Creta y la situaciГіn era crГtica. Su casero habГa notado su intenciГіn al dejar el apartamento; ella casi pudo oГrlo preguntarse cuГЎnto tiempo le tomarГa fumigar el lugar y mudar a un nuevo inquilino—uno que pagara la renta puntualmente. Sus escasos ahorros prГЎcticamente se habГan evaporado y los prospectos de trabajo para la capitana de una nave, quien era tanto humana como eoana, eran mГnimas.
La puerta se abriГі cuando ella tocГі el timbre e ingresГі a la oficina externa. Los alrededores no estaban tan mal como ella esperaba. En realidad, la oficina se encontraba ubicada en la zona menos elegante de la ciudad, pero se habГa hecho un esfuerzo para preservar la dignidad y el confort. Los pisos se encontraban cubiertos con alfombras, y las paredes estaban pintadas en un tono azul relajante y placentero. Interesantes piezas pequeГ±as de esculturas se encontraban colocadas en los rincones, y un par de mГіviles de plata colgaban del techo. El escritorio de la secretaria parecГa estar hecho con madera real y la superficie de su tope estaba ocupada pero despejada a la vez. Nada en la sala combinaba totalmente con las demГЎs cosas, pero al menos se habГa tomado algo de esfuerzo y orgullo para hacerla habitable. Dev habГa solicitado empleo en algunas oficinas que tenГan pisos y paredes desnudas, ademГЎs de enormes insectos que se arrastraban despreocupadamente sobre los escritorios. Esta era una mejora distinta.
La secretaria—una agradable mujer de mediana edad—anotГі su nombre, la invitГі a tomar asiento y se fue a la oficina interna para informarle a su jefe sobre la llegada de Dev. Dev comenzГі a hojear algunas revistas mientras esperaba—inicialmente, sГіlo para calmar sus nervios, pero apenas despuГ©s de un minuto se encontraba absorbida por ellas. Casi considerГі una intrusiГіn cuando la asistente regresГі para decirle que el Maestro Larramac la atenderГa en ese momento.
SiguiГі a la mujer hasta la oficina interna, un tributo al eclecticismo. Larramac obviamente era un coleccionista de cachivaches, porque la habitaciГіn estaba adornada con extraГ±os artilugios pequeГ±os: un hidrante antiguo, un surtido de rocas coloridas, un conjunto de floreros de porcelana y muchas cosas pequeГ±as que ella no reconociГі de inmediato. Afiches cubrГan las paredes: “Trabajar es lo que haces, para que algГєn dГa no tengas que hacerlo mГЎs” y “Creo en meterme en agua caliente—me mantiene limpio.”
Luego Dev notГі al hombre detrГЎs del escritorio. Era muy delgado y su cuerpo parecГa estar compuesto en su totalidad por ГЎngulos agudos. Sus ropas eran de violentos tonos rojos y azules, y su bragueta sГіlo era un estaГ±o solapado. Su perilla se estaba poniendo gris y su cabello se estaba haciendo un poco mГЎs escaso—aunque no lo suficientemente como para justificar un transplante. La parte afeitada desde adelante hacia atrГЎs a lo largo de su cuero cabelludo—una modificaciГіn que indicaba que deseaba unirse a la Sociedad algГєn dГa—estaba tatuada con un diseГ±o de nГєmeros hГЎbilmente entrelazados para formar un intrigante patrГіn. Su mirada nunca era fija, sino que lanzaba miradas alrededor de la oficina, como si temiera perderse de algГєn evento trascendental.
“¿Es usted Ardeva Korrell?” preguntó al tiempo que ambos estrechaban sus manos.
“Correcto.”
“No hay muchos capitanes del sexo femenino, Вїno es asГ?” Su discurso era tan rГЎpido como desafiante. Dev no podГa decidir si su trato era bueno o malo.
“HabГa otra ademГЎs de mi en mi clase de graduaciГіn, de ciento diez personas,” respondiГі formalmente. “A pesar de ello, hay incluso menos enanos pelirrojos y zurdos en la profesiГіn.”
“Me lo imagino. ¿De dónde proviene?”
“Soy de Eos.”
Larramac levantó una ceja pero no dijo nada, un gesto que imposibilitaba a Dev interpretar sus pensamientos. “Y usted desea ser capitana de astronave.”
“Soy una capitana. Mis credenciales y licencias están todas en orden. Lo que busco es una nave.”
Larramac negó con la cabeza. “Mi problema es que tengo una nave y por el momento no tengo capitán. ¿Hace usted muchas preguntas?”
“¿En qué manera?”
“¿Debe usted saber todo lo que sucede a bordo de su nave?”
“Es el deber de un capitán saber todo lo que está sucediendo—”
“Despedà a mi anterior capitán por ser demasiado curioso.”
“—Pero hay algunas cosas que no es tan importante conocer como otras,” alcanzГі a decir Dev oportunamente. A veces, las preferencias personales deben ceder ante el Гmpetu de la necesidad, despuГ©s de todo. “Mi trabajo principal serГa llevar la nave con seguridad de un puerto a otro. Todo lo que corresponda a eso es mi responsabilidad, desde el mantenimiento hasta la astrogaciГіn. Otros asuntos podrГan ser circundantes a la marcha de la nave, y sobre esos puedo ir con mГЎs delicadeza.”
Larramac rumiГі durante un momento, acariciando su perilla. AlcanzГі una pila de papeles y sacГі una hoja que Dev reconociГі como la planilla que ella habГa enviado la semana anterior. “De acuerdo con su currГculo, ha tenido muchos empleos distintos. No ha permanecido con ninguna nave durante mГЎs de un aГ±o. ВїA quГ© se debe eso?”
Dev suspirГі. Alguien siempre le hacГa esta pregunta, aunque la respuesta parecГa tan obvia. “Los prejuicios. A muchos hombres no les gusta trabajar bajo el mando de una capitana. A quienes no les importa eso, se sienten incГіmodos con el hecho de que soy eoana. Si verifica mis referencias, notarГЎ usted que mis empleadores por lo general me recomiendan altamente. Soy una buena capitana que ha sido vГctima de las circunstancias.”
“No pago mucho; no puedo permitГrmelo. Seiscientos galacs mensuales, mГЎs beneficios de ley.”
Para una capitana con su entrenamiento y experiencia, esa suma era irrisoria; desafortunadamente, su situaciГіn financiera no era graciosa. “Yo deberГa estar ganando fГЎcilmente el doble de esa cantidad,” dijo. “Pero supongo que el negocio estГЎ duro.”
“DifГcilmente puedo decir que me encuentro en la misma clasificaciГіn de Lenning TransSpacial o deVrie Shipping,” admitiГі Larramac. “Voy a los pequeГ±os planetas que ellos omiten, aquellos con los mГЎrgenes coste-beneficio mГЎs bajos. Tengo que lamer el tazГіn que me entregan, para decirlo de alguna manera. Salgo adelante y he podido crecer. La empresa ha crecido durante los Гєltimos dos aГ±os, y no veo ninguna razГіn por la cual ese crecimiento no deberГa continuar. Me quedo con las personas si pueden hacer el trabajo, y soy bastante bueno con los ascensos. Si me agrada la manera como hace usted el primer viaje, podemos hablar sobre un aumento salarial.”
Dev mirГі a su posible empleador. ParecГa del tipo honesto; un poco muy sincero, un poco entregado al entusiasmo y al Гmpetu, pero distante del peor de los jefes con quienes haya trabajado.
“Me he tomado la libertad,” prosiguió Larramac, “de buscar su nombre en mi diagrama.”
“¿Diagrama?”
“SГ, los patrones de letras, todos tienen significados, aunque los sepa o no. Usted tiene un buen nombre, se mezcla con todo lo demГЎs.”
“Estoy segura que mis padres se lo agradecerГan; fue su elecciГіn,” dijo secamente. Se preguntГі sobre la cordura de una persona que diagramarГa el nombre de una persona antes de decidir si contratarla o no. Oh, bueno, cualquiera que lleve a su cargo Elliptic Enterprises debe tener algunas excentricidades.
“Hay una cosa que me gustarГa especificar,” continuГі ella. “¿Debo tener autoridad disciplinaria completa sobre mi equipo?”
“¿Por qué eso?”
“Por una cosa, es tradicional. Pero más que eso, el equipo debe saber que usted está detrás de mà en todos los asuntos. Como lo he dicho, a algunos hombres les molesta recibir órdenes de una mujer. A no ser que mi palabra sea la ley—ley ejecutiva—no puedo garantizar la marcha de la nave sin problemas.”
“Suena razonable. Entonces ¿hacemos negocios?”
Dev negó con su cabeza. “Negocios. ¿Cuándo me necesita?”
“Foxfire debe partir dentro de dos semanas. Supongo que usted querrá venir y verla de primera mano antes de ese momento.”
ВїSГіlo dos semanas para conocer una nave de carga de arriba a abajo? “Por Espacio, ВЎsГ! Mejor comienzo maГ±ana a adaptarme a ella, aprendiendo sus capacidades e idiosincrasias.”
Larramac la miró con extrañeza. “Pensé que ustedes los eoanos no juraban por Espacio.”
“Es un falso juicio popular. Es cierto que no estamos particularmente maravillados con los poderes mГsticos del universo; pero cuando hablo galingua tengo que arreglГЎrmelas con las frases para expresar mis pensamientos, incluyendo los clichГ©s convencionales. La pureza ideolГіgica no sustituye a la comprensiГіn.”
“Usted es una mujer extraña, capitana Korrell.”
“Escogeré aceptar eso como un cumplido, Maestro Larramac.” Sonrió. “Cualquier cosa que no sea un insulto directo es más fácil de aceptar como un cumplido.”
“Insisto en que me llame Roscil.”
“Y personalmente, prefiero que me llame Dev.”
“Entonces Dev, eso es. ВїLe importarГa almorzar conmigo?”
Dev dudГі. Esa, aunque ella no lo habГa mencionado, era otra razГіn por la cual cambiaba de un empleo a otro—principalmente empleadores amorosos que creyeron que los deberes de una capitana eran tanto horizontales como verticales. Ella no era virgen, ni una puritana, pero aprendiГі, mediante una amarga experiencia, que el sexo frecuentemente perjudicaba las relaciones de negocios. Por otra parte, su situaciГіn financiera era tal que no podГa negarse a aceptar una comida gratuita. La sinceridad de Larramac era refrescante, pero podrГa hacerse tan desagradable como el toqueteo de otra persona. Supongo que tendrГ© que investigar sobre Г©l en algГєn momento, pensГі. Puede ser tarde o temprano. “Es una buena idea,” le dijo.
***
Mientras luchaba a travГ©s de la lluvia daschamesa, Dev pensГі afectuosamente sobre ese almuerzo. El impetuoso exterior de Larramac puede intimidar a la mayorГa de las personas, pero ella vio mГЎs allГЎ de eso. Larramac, un hombre solitario en su interior, preferГa rechazar antes que ser rechazado. En ese momento, Г©l no le dejГі hablar, por lo cual ella se sintiГі agradecida. Se lo habГa permitido hace una semana, a lo cual ella pudo evadir hГЎbilmente sin lastimarlo. Por lo tanto, quedaron establecidas las reglas del juego, las cuales Г©l cortГ©smente guardГі.
Por supuesto, habГa otras cosas por las que ella pudo haberlo estrangulado—tales como su insistencia en acompaГ±arla en este primer viaje para “ver quГ© tan bien te desempeГ±as.” A pesar de eso, ella estaba razonablemente satisfecha con Г©l.
Las luces de otro bar daschamГ©s parpadeaban tenuemente frente a ella, y ella volteГі hacia el bar. Mientras se acercaba, pudo ver, de pie al lado del edificio, el carro que los daschameses le habГan prestado a la nave—un indicativo bastante justo de que sus desobedientes tripulantes se encontraban allГ. AcelerГі el paso.
Ambos hombres eran fГЎciles de encontrar al momento en que ella entrГі en el bar—eran las Гєnicas manchas de color en el lugar. Gros Dunnis, el ingeniero, era un hombre corpulento, de dos metros de alto y vestido con un uniforme espacial de colores verde oscuro y plata. Su cabello rojo y su barba toda roja estaban combinados, en ese momento, con su rostro completamente rojo que delataba su intoxicaciГіn. Dmitor Zhurat, el arreador de robots, era un hombre mucho mГЎs bajo y rechoncho—de hecho, era casi del mismo tamaГ±o y figura de los nativos. AГєn asГ, su uniforme rojo y azul sobresalГa con facilidad entre los insГpidos tonos tierra empleados en las ropas de los daschameses.
Zhurat fue el primero en verla. “Bien, no es esta nueshtra capitancita saliendo de su torre para unirshe a nosotros. Gros, tenemosh una distinguida visitante. Debemos demoshtrarle dignidad.”
Dunnis, un ebrio mГЎs alegre, se dirigiГі a ella. “Hola, capitana, Вїle importarГa tomarshe algo con nosotrosh?”
“Ustedes dos debГan estar de vuelta en la nave hace dos horas y media,” dijo Dev con ecuanimidad. “Creo que mejor deberГan venir conmigo.”
“Debemos habernos olvidado de la hora,” dijo Zhurat en son de burla. “Pero venga a tomarse algo con nosotros y luego nos iremos.”
“Ustedes saben que yo no bebo.”
“Eso esh cierto. Usted es muy buena como para beber con nosotrosh, ¿No es as�”
“вЂ?La mente sana no requiere estГmulos externos para relajarse,’” citГі Dev.
“¿Usted me está llamando loco a m�”
“Le estoy llamando borracho y desordenado. Sus salarios serГЎn retenidos y se les asignarГЎn labores de castigo. Les aconsejo que vengan pacГficamente, antes de que haya problemas.” AbriГі un poco sus pies en una postura de cuclillas, preparada para cualquier cosa.
En la esquina, el propietario mostrГі seГ±ales de agitaciГіn. Se mantuvo repitiendo algo una y otra vez. Sin quitarle los ojos de encima a Zhurat, Dev encendiГі el traductor de su casco una vez mГЎs. “…hay demasiada gente aquГ, hay demasiada gente aquГ hoy,” estaba diciendo el cantinero.
“Mis amigos y yo nos iremos en un segundo,” le dijo.
El propietario, a pesar de ello, estaba poco sosegado por su promesa. Aplaudió con ambas manos varias veces en lo que Dev llegó a entender que era un gesto daschamés de nerviosismo. “Los dioses se ofenderán, hay demasiada gente,” dijo el propietario.
Dev lo ignoró y continuó hablándole a Zhurat. “Sólo se lo diré una vez más. Vámonos.”
“Malditos eoanos malcriados,” murmuró Zhurat. “Creen que son mejoresh que cualquierash...”
Dev se movió suavemente cruzando la sala y puso una de sus manos sobre el hombro de su subordinado. “Vamos, Zhurat, es hora de irnos. Estará mucho más cómodo de vuelta en la nave. No queremos ofender a los dioses de esta gente, ¿no?”
“¡QuГtese de encima mГo!” rugiГі Zhurat. EncogiГі su hombro para deshacerse de la mano de la capitana, pero sus dedos de aferraron, causГЎndole dolor y no se quitaban. MirГі hacia el rostro de Dev y le pareciГі tan firme como una estatua de mГЎrmol. RГЎpidamente mirГі de nueva hacia su vaso medio vacГo.
“No querrá usted que alguien se enoje,” repitió Dev en un tono suave pero firme, “ni los dioses, ni yo.”
“¡Dioses!” resopló Zhurat. Se puso de pie y Dev retiró su mano de su hombro. “No hay dioses.” Él retrocedió su auricular para traducir, y repitió sus observaciones. “¡No hay dioses!” dijo en voz alta.
Se tambaleГі hasta el centro de la habitaciГіn. “Son ovejas, todos ustedes,” dijo. Dev asumiГі que el computador habГa traducido “ovejas” como una referencia local apropiada. “No tienen agallas, no se divierten, no tienen vidas. Viven en estas miserables chocitas porque temen tomar las riendas de sus propias vidas y crean a estos grandes dioses malvados como excusa para no tener que hacer nada. Todos ustedes son un fraude y sus dioses son los mayores fraudes.”
La atmósfera en la habitación se tornó en un silencio sepulcral. Todos los ojos, tanto humanos como daschameses estaban puestos sobre Zhurat. El silencio era como aquel entre el último tictac de una bomba de tiempo y su explosión. Dev aclaró su garganta. “Creo que usted pudo haber herido sus sentimientos,” dijo.
A pesar de ello, la observación sólo añadió leña al fuego. “Les mostraré,” gritó. “Les mostraré todo.” Y corrió repentinamente hacia afuera del bar.
“Vamos,” dijo Dev a Dunnis. “AyГєdame a atraparlo antes de que se lastime.” La lluvia caГa con mГЎs fuerza cuando salieron a buscarlo, una lluvia frГa y batiente que limitaba la visiГіn y golpeaba en la cabeza. El ritmo de las gotas que caГan era casi suficiente para ahogar sus pensamientos. Dev se sintiГі desorientada, y el brillo de su linterna sГіlo alcanzГі unos pocos metros antes de que el manto de la oscuridad la absorbiese. Zhurat no se encontraba a la vista. Ella no tenГa idea de la direcciГіn que Г©l tomГі al irse, pero seguir hacia adelante en lГnea recta parecГa la mejor opciГіn. TomГі la mano de Dunnis y lo halГі hacia ella como si fuera un niГ±o pequeГ±o.
Veinte metros más adelante, vieron a Zhurat de pie, solo, en un pequeño espacio despejado entre algunas chozas. “Vamos, bastardos,” gritó. “¿Dónde están? ¡Déjenme ver el poder de los grandes dioses de Dascham!”
Dev notГі que habГa ojos mirando a travГ©s de grietas en las chozas, probablemente observando con desconfianza a este extraГ±o que retГі a los dioses. ВїEra un valiente o un tonto? ВїO acaso Г©l mismo era un dios, que podГa hablar asГ?
“¡Los desafГo!” gritГі Zhurat. “Yo, Dmitor Zhurat, ВЎyo reto a los dioses!”
Esa escena se quedГі grabada para siempre en la memoria de Dev. Zhurat de pie a solas en el claro, con sus brazos extendidos hacia el cielo, ondeando sus puГ±os cerrados en el aire. Luego una ensordecedora explosiГіn y un rГЎpido resplandor, de intensidad cegadora, hicieron que Dev y Dunnis cerraran sus ojos. Dev podrГa haber jurado que escuchГі un sonido crepitante y… Вїeso fue un grito entre la torrencial lluvia? No podГa decirlo con certeza.
Cuando Dev abriГі sus ojos otra vez, Zhurat habГa desaparecido—sГіlo su uniforme yacГa humeante sobre el piso entre una pila de ceniza que se desvanecГa rГЎpidamente.
CAPГЌTULO 2
Puedes medir la inmadurez de una gente por el grosor de sus libros de leyes.
—Anthropos, Cordura y Sociedad
Dev y Dunnis permanecieron de pie bajo la lluvia, incapaces de moverse durante varios segundos. Sus ojos estaban fijos sobre los penosos restos de quien apenas hacГa unos segundos antes, habГa sido su compaГ±ero tripulante. El aire se sintiГі cargado con electricidad y un tenue hedor flotaba hacia sus narices a pesar del aguacero—el desagradable aroma de carne quemada.
Lentamente, se dieron cuenta del movimiento a sus alrededores. Una multitud de nativos se encontraba reunida en la oscuridad de la noche daschamesa, emergiendo de sus chozas al final para ver las consecuencias de la increГble escena. Demasiado tГmidos, sГіlo se acercaron a la periferia del cГrculo de luz arrojado por la linterna de Dev; todo lo que ella podГa divisar eran las siluetas de sus cuerpos rechonchos. Se juntaron en un semicГrculo detrГЎs de ella y Dunnis y miraron los humeantes restos de Dmitor Zhurat. Los nativos se mecГan hacia atrГЎs y hacia adelante sobre sus pies, tan suavemente, todos a un mismo ritmo y el aire parecГa sonar con el sonido de zumbido—o canto—de un gran nГєmero de gargantas Гєrsidas.
Dev cerrГі sus ojos y frotГі su frente pensativamente con su mano izquierda. Se sintiГі mareada y con ligeras nГЎuseas, y mГЎs que nunca deseГі haber podido quedarse a bordo de la nave leyendo algГєn libro interesante.
Los deseos sГіlo son buenos en los cuentos de hadas, se dijo a sГ misma acuciosamente. Esta es la vida real, y tienes obligaciones que cumplir. MuГ©vete, mujer.
Estaba segura de que no habГan pasado mГЎs de treinta segundos desde la muerte de Zhurat. Al abrir sus ojos nuevamente, se sacudiГі la parГЎlisis de shock y comenzГі a dar un paso hacia adelante cuando otro sonido llegГі a sus oГdos. Primero, era apenas audible entre el canto de la multitud a su alrededor y la penetrante caГda de la lluvia sobre el suelo charcoso, pero rГЎpidamente su fuerza creciГі hasta que el aire reverberaba con su volumen. Era un zumbido que era mГЎs que ruido blanco; mГЎs bien era el preludio hacia otro sonido que seguirГa en el debido curso.
HabГa una luz que acompaГ±aba al zumbido, suavizando la oscuridad de la noche daschamesa. VenГa desde arriba y se hacГa mГЎs brillante con cada segundo que pasaba. AlgГєn objeto brillante descendГa desde el cielo—un descender lento y ordenado, diseГ±ado para impresionar a la audiencia con su estaticidad. Mientras el objeto bajГі lo suficiente como para ver a travГ©s del fuerte aguacero, Dev descubriГі que debГa proteger sus ojos el brillo total de la criatura ante ella.
Su figura se parecГa a la de los nativos del planeta, con dos brazos y dos piernas, asГ como un cuerpo redondo y felpudo, con nariz en forma de hocico. Pero sobre su espalda, habГa un enorme conjunto de alas, que se movГan suavemente mientras la criatura flotaba en el aire frente a la multitud. Si bien tenГa mГЎs de dos veces el tamaГ±o de cualquiera de los nativos, Dev calculГі su estatura en tres metros y medio, quizГЎs cuatro metros, cuyas alas al abrirse por completo eran de un ancho de cinco metros o mГЎs. La criatura emanaba un fresco brillo azul blanquecino que iluminaba el ГЎrea en un radio de dos docenas de metros y en una de sus manos sostenГa una espada larga con un brillante fulgor dorado propio. Los profundos ojos de la criatura brillaban en un color rojo, como dos carbones calientes entre una chimenea oscurecida.
Un Oso de Peluche Vengador, fue la primera reacciГіn de Dev, pero el humor estaba seco adentro de su mente. El flotar en el aire a diez metros de distancia y a cinco metros por encima del suelo era mГЎs impresionante, y lejano a la idea de un adorable juguete. Dev se puso de pie con su mano reposando ligeramente sobre su pecho—a un par de centГmetros a distancia de la empuГ±adura de su pistola lГЎser—y esperГі para ver quГ© sucederГa a continuaciГіn.
El resplandor hacГa girar su cabeza de manera que su mirada se deslizaba sobre toda la muchedumbre que se encontraba en la lluvia frente a Г©l. Finalmente, abriГі su boca para hablar. Dev ya tenГa su casco listo para traducir.
“Los dioses son omnipotentes,” gruñó la criatura.
Un coro de gruñidos en respuesta emergió desde la multitud de daschameses. El computador de Dev tradujo los gruñidos como una ronda de �Amenes.’
“Los dioses están en todos lados,” dijo la brillante criatura, y la multitud respondió con otro coro de �Amenes.’
“Los dioses son buenos,” dijo la figura, y la respuesta de la multitud fue la misma. Dev decidió decir un �Amén’ ella misma, como buena medida.
Al terminar la letanГa, la brillante criatura comenzГі su discurso. “Los dioses tienen el poder de la vida y la muerte sobre todos los que moran en Dascham,” dijo. “Los dioses hacen que la cacerГa sea buena y la cosecha sea rica, segГєn su elecciГіn. O, como castigo, pueden daГ±ar los cultivos y regar plagas a travГ©s de los bosques. Como estГЎ escrito en los antiguos pactos, los dioses son los maestros supremos de Dascham y de todos los seres sobre Г©l, y de todo lo que allГ existe.”
“Amén,” dijo la multitud y posteriormente, Dev. Dunnis le asestó una extraña mirada con el rabillo de su ojo, pero no dijo nada.
“El poder de los dioses es absoluto,” continuó la gigantesca criatura. “Los dioses todo lo saben. No hay escapatoria de su conocimiento y de la justicia que imparten. Nadie puede oponerse a sus benévolas normas. Recuerden, todos ustedes, la Hora de la Incineración y sepan qué retribuciones pueden causar los dioses por rebelarse contra su régimen.”
La criatura se quedó en silencio durante un segundo, y Dev casi murmuró un “Amén” una vez más, antes de darse cuenta de que nadie más iba a decirlo. Acalló la palabra antes de que escapara de sus labios y esperó en silencio junto a los demás a que el ángel decidiera hablar de nuevo.
“Cuando esos seres celestiales vinieron entre ustedes por primera vez, no nos opusimos a ellos. A pesar de que muchos de ustedes tenГan miedo de que fuesen los demonios contra los que luchamos hace muchos aГ±os, los dioses sabГan que ellos eran criaturas mortales como ustedes, capaces de actuar para mal o para bien. No nos opusimos cuando les trajeron comercio y bienes a cambio de sus minerales. Pero al traer tambiГ©n la herejГa, los dioses deben actuar para defender el mundo que legГtimamente les pertenece.”
La criatura terminГі ese discurso con sus ojos directamente enfocados sobre Dev, en conocimiento de su posiciГіn como capitana y responsable por el comportamiento de los humanos. Supo que se esperaba alguna reacciГіn de su parte; el destino de la misiГіn comercial del Foxfire podГa aquГ estar pendiendo de un hilo. Enmascarando sus emociones para prevenir que cualquier indicio de nerviosismo se notara en su voz, dio un paso hacia adelante y se dirigiГі al mensajero divino.
“Oh, ser bendito, escГєcheme,” dijo. Su voz tomГі los tonos cuidadosamente modulados que generalmente empleaba en las emergencias de la sala de control. No habГa seГ±al de sarcasmo o irreverencia en su discurso. “Los seres humanos somos individuos, como los daschameses. El individuo llamado Zhurat era un perpetuo irrespetuoso hacia las autoridades. Se encontraba tan ebrio esta noche, como seguramente ya lo sabe. En su omnisapiente conocimiento, sabe que intentГ© disuadirlo de estas acciones irritantes y herГ©ticas; es mi falta y me avergГјenzo de no haber tenido Г©xito. Lidiaron con Zhurat segГєn sus normas y costumbres, como es su derecho. De hecho, los dioses son los maestros de Dascham, y pueden tratar con los transgresores segГєn les parezca justo. Pero los dioses de Dascham son reconocidos a lo largo de la galaxia por la rectitud de su justicia; pido a esa justicia no condenar a todos los humanos por las transgresiones de uno como Zhurat.”
Esa Гєltima parte era una mentira descarada. Al menos el noventa y nueve por ciento de la raza humana jamГЎs habГa escuchado hablar sobre Dascham; y entre la distinguida minorГa que habГa escuchado sobre ese planeta, consideraban que sus dioses eran parte de un pintoresco folclor. Pero de acuerdo a las lecturas extensas de Dev acerca de religiones, ella tenГa conocimiento de que todos los dioses tenГan un trato en comГєn: eran inmensamente susceptibles a las adulaciones. Con una situaciГіn tan crГtica, ciertamente no harГa daГ±o el jugar con los egos de las deidades de Dascham.
Al terminar de hablar, dio un paso hacia atrГЎs e inclinГі humildemente su cabeza en espera de la respuesta del ГЎngel. La fulgurante criatura pareciГі considerar sus palabras durante medio minuto antes de hablar nuevamente. “Los dioses son justos,” anunciГі a un apasionado coro de вЂ?Amenes.’ “Han decidido que Zhurat actuГі solo en su atento de impartir la herejГa entre los verdaderos creyentes. Fue castigado en una forma justa, para mostrarle a quienes tienen dudas, el poder de los dioses. Una muerte rГЎpida debe ser el final de todos los que se opongan a los dioses.”
Más �Amenes.’
“Los otros humanos parecen inocentes de esta mancha de herejГa. Los dioses han ordenado que ellos vivan y continГєen con su misiГіn comercial como antes—pero la muerte de un tripulante les servirГЎ como ejemplo. Todo aquГ©l que se oponga a los dioses, morirГЎ.”
En este momento, Dev, quien ahora conocГa bien el sistema, condujo el canto de “AmГ©n” de los espectadores.
“Grandes son los dioses, porque de ellos es el poder y la gloria eternos.”
“¡AMÉN!”
Con este Гєltimo pronunciamiento, el Oso de Peluche Vengador se levantГі serenamente hacia el cielo una vez mГЎs, moviendo sus alas como si nada. Su espada brillaba con un fulgor dorado mientras ondeaba su hoja casi de una manera amenazadora. Dev no podГa inclinar su cabeza hacia abajo demasiado lejos para mirarlo subir porque el torrencial aguacero entraba en sus ojos. En lugar de eso, mirГі hacia donde habГan estado las cenizas de Zhurat. El uniforme carbonizado, ahora enterrado en el fango, hizo imposible diferenciar entre los restos de su tripulante y el barro natural de Dascham.
Moviendo suavemente su cabeza, se perdiГі de vista. Seguramente tienen un infierno de pelГcula, pensó—pero teniendo cuidado de no expresar ese sentimiento en voz alta.
***
Dev y Dunnis rodaron de vuelta al Foxfire en el pequeГ±o carruaje que los nativos les dieron. El daryek que lo tiraba era una bestia de aspecto viejo y enfermizo, probablemente la Гєnica a la que los habitantes de la localidad pudieron comprar. El animal, quien no estaba contento con la idea de estar obligado a trabajar de noche, mostrГі su resentimiento tirando lentamente a un paso apenas mГЎs rГЎpido que el que los humanos podГan llevar a pie. El carruaje retumbaba y se sacudГa a travГ©s de las irregularidades del camino en una forma que parecГa haber sido planificada para producir los peores moretones en los traseros de los pasajeros. AГєn asГ, Dev recordaba lo desagradable que fue su camino hacia el pueblo por este mismo camino y decidiГі que preferГa estas humillaciones—a duras penas.
Ambas personas permanecieron en silencio durante la mitad del camino, contemplando todo lo que habГan visto. Finalmente, Dunnis exhalГі un largo suspiro. “Eso fue terrorГfico,” dijo. Toda seГ±al de ebriedad habГa desaparecido de su voz; la muerte de Zhurat lo puso en sobriedad rГЎpidamente.
Dev sonrió levemente. “No puedo discutir contra eso.”
“¿QuГ© supone usted que sucediГі allГ, de todos modos?”
“Los dioses hirieron a Zhurat por su blasfemia y un ángel descendió y nos dijo que no pecáramos más.”
Dunnis la mirГі con extraГ±eza. “¿De verdad cree en toda esa palabrerГa?”
“Es asà como me pareció que era. Estoy abierta a mejores explicaciones, si las tiene.”
“PensГ© que ustedes los eoanos no creГan en nada ademГЎs de ustedes mismos.”
“¿EstГЎ intentando decirme en quГ© creo?” Dev fue muy cuidadosa al decir eso. SerГa demasiado fГЎcil interpretar su observaciГіn como un sarcasmo. En su lugar, se asegurГі de doblar las puntas de su lengua en una mueca severa pero cГЎlida, de manera que el ingeniero pudiese ver que no habГa ninguna hostil defensa tras su observaciГіn.
El gran pelirrojo se rindió. “Francamente, capitana, no sé qué pensar. Seguramente usted estuvo haciendo reverencias y diciendo amenes por todo el lugar frente a ese… ese....”
“вЂ?ГЃngel’ creo que serГa un buen tГ©rmino. Y yo no hice ni una sola reverencia—aunque si todos los demГЎs a mi alrededor lo hubiesen estado haciendo, yo lo hubiese hecho. La cortesГa y las buenas maneras siempre te harГЎn ganar puntos, siempre y cuando sean aplicadas correctamente.”
“Pero se entregó tan fácilmente a esa cosa, prácticamente chupándole el culo para pedir perdón—”
“Mis padres no me criaron para ser un pararrayos,” dijo Dev con simpleza.
“Si, pero… bueno, si son dioses, ¿por qué sólo están aquà en este atrasado planeta? ¿Por qué no están en el espacio o en otros mundos?”
“Yo no puedo responder eso. Simplemente no tengo suficiente informaciГіn. Ciertamente no parece que estuvieran en el espacio, y sГ© que no estГЎn en Eos. Si asГ fuese, toda la poblaciГіn habrГa sido incinerada hace mucho tiempo. Pero se me ha dicho que los dioses trabajan de maneras misteriosas. Este es un universo enorme y variado; todo es posible.”
“Pero—”
“Escuche, hace mucho tiempo, una vez un poeta llamado Alexander Pope escribiГі, вЂ?Una verdad estГЎ clara: cualquiera que sea, es correcta.’ Eso, finalmente, es lo que yo creo. Lo que sea cierto para el resto del universo no tiene importancia aquГ; lo que sea cierto en Dascham es que hay dioses que tienen magnГficos poderes. Mientras estoy aquГ, intento tomar en cuenta ese hecho antes de hacer o decir cualquier cosa. Le aconsejo que haga lo mismo—los dioses saben todo lo que se hace y pueden escuchar todo lo que se dice en este mundo.”
“Pero estamos hablando galingua ahora; seguramente ellos no entienden ese idioma.”
“No los subestime. Ya he perdido a uno de mis tripulantes, no puedo permitirme perder otro.” Y con eso terminГі de hablar. Dunnis, comprendiendo que ella no tenГa intenciones de hablar mГЎs, se sentГі taciturno a su lado e intentГі acompaГ±arle a travГ©s de la lluvia y la oscuridad mientras su daryek caminaba lenta y pesadamente.
***
Fue cuestiГіn de suerte el hecho que Dev habГa encendido algunas luces externas al dejar la nave, de lo contrario, podrГan haber ido mГЎs allГЎ de su destino, mГЎs allГЎ de los bosques, en la penumbra. La Foxfire era pequeГ±a para ser una nave de carga—siendo una bala de apenas treinta metros de altura y doce de diГЎmetro en su base—aunque aquГ en Dascham se veГa gigantesca. Aunque es grande en comparaciГіn con las construcciones a pequeГ±a escala de este mundo, podrГa ser completamente engullida por la total oscuridad de la noche daschamesa.
Dev ató al cansado daryek a una aleta estabilizadora de la nave, para eliminar la posibilidad de que la patética criatura intentase escapar durante el resto de la noche. Luego, tomando el empapado uniforme espacial que era todo lo que quedaba de Zhurat, siguió a Dunnis subiendo la escalera y entró en la compuerta de aire. Una vez adentro, continuó subiendo todo el camino hacia la nariz de la nave, moviéndose silenciosamente para que el ingeniero la siga. Pasaron el área de alojamiento y en su lugar, fueron a la sala de control, donde Dev caminó decididamente hacia la consola del capitán y activó un par de interruptores. Suspiró levemente y cerró sus ojos. “Creo que estaremos bien ahora.”
Dunnis la habГa observado con creciente curiosidad. Por sus acciones, ella habГa encendido las pantallas deflectoras alrededor de la nave. “¿Le preocupaba que los meteoritos pudieran golpearnos aquГ?” preguntГі.
“No, sino que el campo de las pantallas debe ser suficiente para atajar cualquier transmisión de baja intensidad proveniente desde el exterior de la nave. Ahora podremos hablar libremente.”
“¿Sobre qué?”
“Sobre los dioses. No se equivocГі al pensar que yo no creГa en ningГєn ser sobrenatural. Pero lo mГЎs importante es que alguien—o algГєn grupo de alguienes—ha armado un teatro aquГ, y son bastante poderosos.”
“Pero ¿qué relación tiene con las pantallas...?”
“Comencemos por el principio,” dijo Dev. “Asuma que esos dioses son mortales como nosotros y que son tecnolГіgicamente mГЎs avanzados que los demГЎs nativos. Para una raza tan primitiva como la daschamesa, las maravillas de la ciencia serГan vistas como magia, y pudieran ser vendidas por cualquiera que desee esforzarse para hacerlas. Por ejemplo, los dioses dicen ser capaces de escuchar todo lo que sucede en todo el mundo. Usted es un ingeniero, ВїcГіmo manejarГa eso?”
“MicrГіfonos y transmisores,” dijo lentamente el hombre grande. “Existen dispositivos en forma de insecto, tan pequeГ±os que los nativos nunca se darГan cuenta de su funciГіn.”
“Exacto.”
“Pero hacer eso a lo largo y ancho del planeta—”
“Olvide eso por ahora. Asuma que hay una cuenta ilimitada para los gastos y hable de posibilidades tecnológicas.”
Dunnis hizo una mueca. “SГ, es posible—pero coordinar todas las conversaciones espontГЎneas debe ser muy difГcil.”
“Sabemos que pueden escuchar lo que se dice porque obviamente escucharon a Zhurat,” continuГі Dev, ignorando el comentario de Dunnis. “Por lo tanto debemos asumir la posibilidad de que nuestras conversaciones estГ©n siendo monitoreadas. ВїPor quГ© cree que yo era tan cuidadosa con lo que decГa de regreso aquГ? AГєn no nos encontrГЎbamos fuera de peligro y usted aГєn querГa continuar metiГ©ndonos en Г©l. Hasta que podamos hablar con seguridad, no querГa decir cualquier cosa que me haga candidata para su prГЎctica de punterГa etГ©rea.”
Dunnis miró al panel de control, donde la luz azul de las pantallas deflectoras brillaba frescamente. “¿Y cree usted que tienen algunos de sus bichos aqu� ¿Cómo?”
“No puedo ser certera, pero hemos llevado una gran cantidad de carga la semana pasada. Algunos de los diablillos pudieron haberse colado por allГ y haberse esparcido por la nave, por ahora. Pero si fuesen tan pequeГ±os, no podrГan transmitir con mucha intensidad, y las pantallas deflectoras deberГan hacer suficiente interferencia para bloquearlos.”
“¿Qué hay de ese ángel? ¿Cómo lo explica?”
“Era un robot,” dijo Dev, sentГЎndose en su sillГіn de aceleraciГіn y tocando ociosamente el uniforme de Zhurat. “DebiГі haberlo sido, para brillar asГ. Me han dicho que algunos peces en las profundidades del ocГ©ano tienen su propia fosforescencia natural, pero es una adaptaciГіn a su medio ambiente. Este ГЎngel no la necesitaba—ni tampoco necesitaba sus alas.”
“Entonces, ¿cómo volaba?”
“De la misma manera como el Foxfire lo hace—impulso gravitacional. ВїNo se dio cuenta de cГіmo permaneciГі lo suficientemente alto y distante de cualquier persona, para evitar matarnos a todos con su estela? Cuando aleteaba, sus movimientos no eran lo suficiente rГЎpidos o fuertes para llevar algo tan grande al cielo. Luego planeГі durante un largo tiempo sin aletear en lo absoluto. Con el equipo adecuado, posiblemente usted pueda construir uno para usted en un par de dГas.”
El ingeniero negГі con su cabeza. “SГ, ahora que lo explica todo suena tan simple. Pero aГєn asГ no puedo pasar sobre el alcance de la operaciГіn.”
“Cuando se desea controlar un planeta, se debe pensar en grande,” Dev señaló.
“Eso supongo,” admitió Dunnis. “Bien, ¿qué vamos a hacer al respecto?”
“Nuestra primera instrucciГіn para los negocios serГЎ limpiar nuestra nave—asumiendo que estГ© llena de bichos, en primer lugar. Dejar los escudos antimeteoros encendidos durante todo el tiempo es un gran derroche de energГa. ВїHay alguna manera en que pueda usted fabricar un detector para encontrar los transmisores?”
“¿Ahora, capitana? No he dormido nada desde la noche anterior—”
“Tampoco yo. Como recuerdo, el hecho de que usted y Zhurat se hayan quedado afuera durante mГЎs tiempo del que debГan, ha sido lo que iniciГі esta cadena de eventos. Me estaba preguntando sanciГіn serГa adecuada—posiblemente una pГ©rdida adicional de sueГ±o serГa apropiada.”
No agregГі que, para asegurarse de Г©l no arruinase el trabajo, ella tambiГ©n tendrГa que perder horas de sueГ±o—sin haber hecho nada que le hiciera merecer un castigo. La responsabilidad viene con la autoridad, se recordГі a sГ misma. Por eso eres una capitana y Г©l es sГіlo un ingeniero.
Dunnis sacudiГі su cabeza. “AГєn si yo no estuviese cansado, serГa horriblemente difГcil detectarlos. No tengo la mГЎs remota idea de cuГЎl es la frecuencia en la cual transmiten, o la intensidad de su seГ±al. TomarГa una eternidad.”
Dev pensГі acerca de eso. “Entonces tendrГamos que encontrar una primero y examinarlo. Eso deberГa darnos suficientes pistas para construir algo.” Se puso de pie. “La bodega de carga es el lugar mГЎs lГіgico para comenzar nuestra bГєsqueda. Vamos.”
Notoriamente, Dunnis se sentГa infeliz por tener que trabajar cuando estaba tan cansado, pero tambiГ©n estaba claro que respetaba la autoridad de Dev. Al menos ella habГa establecido eso durante las seis semanas que llevaba con la nave a su cargo. Zhurat habГa sido el Гєnico que la despreciaba—y ahora ella ya no tendrГa ese problema de nuevo, aunque su pГ©rdida significaba mГЎs trabajo para todos, inclusive ella misma, al menos podГa darle las gracias a los dioses de Dascham por ese pequeГ±o favor.
Los incГіmodos camarotes del equipo estaban cerca de la sala de control. Roscil Larramac dormГa detrГЎs de una de esas puertas cerradas, y Lian Bakori, el astrogador de la nave, estarГa en la otra habitaciГіn. El complemento restante del Foxfire consistГa en robots, que habГan estado bajo la responsabilidad de Zhurat; habГan sido apagados durante la noche y estaban almacenados en una habitaciГіn especial, justamente delante de la bodega. Una nave de este tamaГ±o realmente deberГa tener al menos el doble de esta tripulaciГіn, pero Roscil Larramac recortГі los gastos a modo de poder tener gananciales; Dev habГa discutido con Г©l para incrementar el nГєmero de tripulantes, por lo menos una o dos personas mГЎs, pero Г©l se habГa rehusado. Ahora, en su primera parada planetaria, ya se encontraban cortos de manos.
“No disfrutes al señalar a los demás cuando eres ti quien tiene razón,” citó a un escritor del siglo veintidós llamado Mellers, “a menos que ellos disfruten al señalarte cuando tú estés equivocada.” No obstante, le hubiese gustado haber tenido esos compañeros extra.
Inmediatamente atrГЎs de los camarotes se encontraban las ГЎreas comunes, que incluГan cocina, capilla, lavanderГa, muelle de salvavidas, reciclador y sala de recreaciГіn. DespuГ©s, la sala de almacenaje de robots y finalmente la bodega de carga, con los motores hacia el final de la nave. La distribuciГіn era estГЎndar para la mayorГa de las naves comerciales pequeГ±as. Aunque Dev sГіlo habГa estado a bordo durante dos meses, sentГa como si hubiese vivido allГ durante la mayor parte de su vida.
Mientras se acercaba a la bodega, Dev creyГі haber escuchado un ruido proveniente del otro lado de la puerta. De inmediato mirГі a Dunnis y el gran hombre hizo un gesto indicando que tambiГ©n lo habГa escuchado. Silenciosamente, ambos bajaron hacia la escotilla de la bodega. Dev retirГі su arma lГЎser de su cinturГіn, preparГЎndola para disparar, incitando a Dunnis a hacer lo mismo. Cuando ambos estuvieron listos, presionГі el botГіn que hacГa que se abriera la escotilla.
La bodega estaba oscura por dentro, la Гєnica luz se filtraba a travГ©s del corredor donde se encontraban. Nada se movГa, nada parecГa estar fuera de lugar, pero Dev no se bajГі la guardia. Al llegar al prГіximo botГіn, encendiГі las luces adentro de la bodega.
AllГ—tras una fila de cajas cubiertas—vio que algo se moviГі, de eso estaba segura. Se lanzГі cuidadosamente a travГ©s de un agujero en la pared, aterrizГі con las rodillas flexionadas y mirГі en direcciГіn al ruido. Encima de las cajas, sГіlo pudo ver un techo de pelaje marrГіn.
HabГa un polizГіn a bordo del Foxfire.
CAPГЌTULO 3
La mГЎs alta moral hace una reverencia por un simple respeto hacia los demГЎs.
—Anthropos, La Bondad del Hombre
Dev se puso de pie, ligeramente agachada, con el arma en su mano y corriГі rГЎpidamente hacia su lista de alternativas. EstarГa entre sus derechos, como capitana de esta nave, abrir fuego de inmediato contra el intruso—pero ese curso de acciГіn serГa una estupidez bajo estas circunstancias. Los rayos lГЎser de su arma podrГan daГ±ar parte de la mercancГa que se encontraba estibada hacia arriba y que la rodeaba por completo; y de todos modos, los nativos no podrГan tener armas muy potentes, ya que su tecnologГa no se extendГa mucho mГЎs allГЎ de cuchillos y lanzas.
Por su cabeza se cruzГі el pensamiento de que este no podrГa ser un nativo ordinario y su apariciГіn aquГ podrГa tener alguna conexiГіn con los eventos acaecidos mГЎs temprano. Posiblemente, era algГєn espГa de los dioses, que vino a observarlos personalmente. Pero hace apenas un momento, ella habГa afirmado que los dioses eran seres con una elevada experiencia tecnolГіgica; enviar a un nativo para espiarlos no serГa algo propio de esos personajes. Por ahora, Dev tachГі esa posibilidad, aunque mantuvo su arma preparada. Era su polГtica personal que al negociar con cualquier otro ser pensante, debГa usar la coacciГіn fГsica sГіlo como un Гєltimo recurso.
“Dunnis,” llamГі al ingeniero en voz baja, quien continuaba en el corredor sobre ella, mirando con preocupaciГіn hacia la bodega. “Despierte a Larramac y a Bakori. DГgales que tenemos un polizГіn en la bodega y trГЎigalos aquГ. Puedo requerir de su ayuda.”
El gran hombre dudó dejarla sola. “¿Está segura que estará bien? Una mujer sola con un intruso desconocido—”
Ten paciencia con las buenas intenciones, dijo para sà con firmeza. Con frecuencia, no pueden evitarlo. “Vaya. Ahora. Es una orden.”
Dunnis obedeciГі.
Dev volcГі toda su atenciГіn sobre el nativo. No se habГa movido de su posiciГіn inicial tras un lote de cajas. Ya que la criatura debГa saber que Dev habГa ingresado a la bodega, al parecer no se encontraba segura de haber sido vista y no querГa hacer ningГєn otro movimiento. AdemГЎs, debГa usar el silencio para escuchar cualquier sonido que le indicara movimiento en direcciГіn a ella.
Manteniendo el arma lista para disparar, Dev encendiГі el casco traductor que aГєn tenГa puesto. “Quienquiera que seas, sГ© que estГЎs aquГ,” dijo en un tono tranquilo y calmado. “Mi nombre es Ardeva Korrell y soy la capitana de esta nave. ВїCuГЎl es su nombre?”
El interlocutor seguГ sin moverse. Posiblemente haya pensado que Dev estaba fingiendo, o probablemente tenГa mucho miedo. Tuvo que disipar cualquier temor que pudiera tener.
“Quiero decir que no tiene malas intenciones,” prosiguió. “Sólo quiero saber por qué decidió ocultarse a bordo de mi nave. Sé exactamente dónde se encuentra, pero le prometo que no me acercaré hasta que hablemos. Si no me perjudica ni a mi equipo, ni a mi nave, le garantizo que no lo lastimaré.”
La alfombra de pelaje que originalmente habГa visto, se perdiГі de su vista mientras el nativo se agachГі aГєn mГЎs debajo tras las cajas.
“Por favor, no intente esconderse; eso no le harГЎ ningГєn bien. Esta es una nave pequeГ±a, y hay pocos lugares adonde pueda usted ir antes de que lo encontremos. Imagino que este es un lugar extraГ±o y atemorizante para ti, y soy una criatura desconocida y repulsiva, proveniente de las estrellas. A pesar de ello, he negociado justamente con su gente durante los dos dГas que he estado aquГ en su pueblo. Todo lo que le pido es saber por quГ© has venido.”
Su voz hizo un eco a travГ©s de la bodega grande, pero el silencio regresГі mientras las Гєltimas partes de sus palabras se desvanecГan. MirГі la cГЎmara buscando un punto tГЎctico, preguntГЎndose exactamente quГ© hacer en caso de hacerse necesaria la acciГіn. La bodega no estaba aclimatada; las frГas paredes de metal al parecer multiplicaban el clima frГo y hГєmedo del exterior y producГan un escalofrГo que la hizo temblar aГєn a pesar de que el material de su uniforme espacial mantenГa su cuerpo a una temperatura adecuada.
Cajas y cajones de diferentes tamaГ±os estaban apiladas muy cerca entre sГ, por la necesidad de acomodar un gran nГєmero en un pequeГ±o volumen; los pasillos entre las pilas de contenedores necesariamente eran estrechas y no eran apropiadas para realizar frenГ©ticas cacerГas. Ella esperaba que eso no fuera necesario.
El nativo continuaba sin hacer ningГєn movimiento para mostrarse. Piensa, se dijo a sГ misma. Intenta razonar con la psicologГa de estas personas. Sabes lo suficiente sobre ellos para hacer una suposiciГіn educada. “Mi paciencia es genial, mГЎs no es ilimitada,” dijo finalmente. “Estoy comenzando a sentirme un poco cansada del monГіlogo. Si no me respondes pronto, me verГ© obligada a tomar acciones mГЎs drГЎsticas.”
Entonces, la inspiración le golpeó. “Y después de atraparte, te lanzaremos de la nave a la misericordia de los dioses.”
Esa Гєltima amenaza dio en el clavo. EscuchГі un sonido que su computadora no logrГі traducir; parecГa mГЎs bien un suspiro involuntario que su habla. Pero al menos fue una reacciГіn. Se encontraba en el laso correcto.
“No quiero hacer eso,” continuó. “No me fuerces a hacerlo. Háblame. Ahora.”
Una voz baja y dubitativa emitiГі un gruГ±ido desde atrГЎs de las cajas. “¿Me… me promete que no me sacarГЎ de aquГ?” tradujeron los audГfonos.
“No puedo prometer nada, no hasta que yo sepa por quГ© estГЎs aquГ y cuГЎles son tus intenciones. CuГ©ntame tu historia y permГteme decidir por mГ misma.”
“No la puedo contar. Los dioses me matarГan.”
Un fugitivo. En lugar de ser un espГa para los dioses, este nativo estaba huyendo de ellos. O parecГa agresivo ni hostil, a pesar de ello; Dev supo que este delito era mГЎs de naturaleza herГ©tica.
“EstГЎs seguro aquГ. Los dioses no pueden escucharte mientras estГ©s adentro de la nave.” Se arriesgГі lo suficiente como para dar un paso hacia el nativo y no se alejГі. “Dime por quГ© estГЎs aquГ y verГ© quГ© puedo hacer para ayudarte.”
El nativo se enderezГі lentamente y la mirГі. La expresiГіn de su Гєrsido rostro era imposible de leer, pero Dev se permitiГі imaginarse que se veГa triste y suplicante.
Justamente una voz salió desde la escotilla sobre ella. “No te preocupes, Dev, vamos en camino. Lo atraparemos.” Hubo un ligero traqueteo y un resonante ruido sordo al tiempo que la alta figura de Roscil Larramac bajó al piso al lado de ella. “¿Dónde está?” preguntó. Sus palabras viajaron en voz alta a través de la bodega.
El nativo, quien apenas comenzaba a creer en la tranquilidad y los tonos razonables de Dev, entrГі en pГЎnico. AmoldГЎndose como mejor podГa entre el estrecho pasadizo entre ambas filas de cajas, el polizГіn corriГі en direcciГіn opuesta, hacia la pared mГЎs retirada de la bodega. Dev supo que el polizГіn se sintiГі engaГ±ado.
Dev se dio la vuelta hacia su jefe, sin ni siquiera preocuparse por mantener su temperamento bajo control. “MaldiciГіn, Вїpor quГ© tenГa que hacer eso? TenГa todo listo para lograr que se rindiera. SudГ© sangre intentando razonar con Г©l, y apenas estaba comenzando a creerme cuando usted se lanzГі desde el techo como toda una manada de cuadrodontes en celo. Ahora estГЎ completamente asustado de nuevo, doblemente asustado, y todos tendrГamos que sacarlo de aquГ. ВїExactamente en quГ© lugar del espacio cree que estamos?”
Larramac se mantuvo en su lugar. Dado que es un hombre de negocios, tenГa aГ±os de experiencia en discusiones de negocios. Su tГ©cnica para lidiar con confrontaciones consistГa en dar una respuesta. “PensГ© que la estaba rescatando. CreГ que usted estaba en problemas. DebГ saber que una eoana serГa muy orgullosa para admitir que necesita ayuda.”
Esa rГЎfaga de rabia sacГі las frustraciones de Dev. Se sintiГі culpable por lo que habГa demostrado, pero sГіlo un poco. Incluso los eoanos reconocГan el efecto catГЎrtico de los estallidos emocionales. “Las emociones violentas pueden limpiar el alma,” habГa dicho Anthropos. “Como las drogas, deben usarse de manera terapГ©utica—mГЎs debe evitarse la adicciГіn.”
Al estar mГЎs calmada, mirГі a su empleador con una mirada que indicaba calma. “PodrГamos seguir culpГЎndonos uno a otro durante toda la noche, pero nuestra preocupaciГіn principal por ahora es atrapar al polizГіn. Al parecer, es un fugitivo; sospecho que hizo algo que ofendiГі a los dioses locales y quiere ocultarse aquГ. Probablemente tenga tanto miedo a nosotros como a los dioses. No creo que pueda estar armado con algo mГЎs terrible que un cuchillo, pero una persona que se ve amenazada siempre es peligrosa.”
Por la expresión sorprendida en el rostro de Larramac, Dev decidió que se encontraba listo para una batalla de gritos. “¿Qué sugiere que hagamos?”
“Estamos tan atados de manos como él; no quiero poner en riesgo a ninguno de nosotros para capturar a nuestro visitante. Además, probablemente cuatro personas no sean suficientes para hacer el trabajo—y no tan asustados como la criatura en este momento. Creo que mejor dejamos que los robots lo busquen.”
“¿Cuatro personas?” Larramac parpadeó y miró a su alrededor. “¿Dónde está Zhurat?”
“Es una espeluznante y larga historia de terror.” Dev caminó hacia la escalera y subió hacia la sala de almacenamiento de robots. Después de abrir la puerta comenzó a reactivar los robots e indicarles qué hacer. “El nativo deben ser capturado vivo y sin armas,” insistió. “Sean gentiles pero firmes. Está atemorizado, pero su cuchillo no debe ser una gran amenaza para ustedes.”
La compaГ±Гa del Foxfire contenГa veinte robots de tipo pesado. Eran cilindros altos y esbeltos, pesando algo mГЎs de unos cien kilos cada uno y con formas fГsicas vagamente humanoides, pero con mayor fuerza y resistencia. Los robots tenГan inteligencia limitada, por lo que requerГan de un supervisor; pero las Гіrdenes de Dev—capturar al intruso alienГgena—habГan sido dadas de la manera mГЎs sencilla posible.
Dev desplegГі sus tropas mecanizadas enviando grupos de cuatro por cada pasillo hacia el lado mГЎs retirado de la bodega. Los robots se movГan lentamente y con mucha precauciГіn; el hecho de verlos traГa a la mente de Dev monjes medievales caminando al ritmo de cantos gregorianos. SintiГі una punzada de lГЎstima por el pobre nativo atemorizado, quien verГa acercarse a Г©l a estas amenazantes criaturas, pero no habГa otra forma. El intruso debГa ser capturado tan pronto como fuese posible de una manera segura.
Mientras los robots se acercaban sin tregua hacia su objetivo, Dev le contГі a Larramac y a Bakori sobre los eventos que sucedieron anteriormente esa noche en el pueblo. Ambos hombres estaban aturdidos al saber sobre la muerte de Zhurat causada por un rayo divino, ademГЎs del discurso del ГЎngel. Sin profundizar demasiado sobre sus suposiciones sobre la naturaleza de los dioses, Dev les contГі que encender los escudos meteoroides harГa que sus conversaciones adentro de la nave fuesen seguras.
Los robots se acercaban al nativo al final de la bodega. Este ser, similar a un osito, se encontraba atrapado pero se negaba a rendirse ante los abrumadores extraГ±os. Al darse cuenta de que su cuchillo podrГa ser inГєtil contra las grandes mГЎquinas, mirГі a su alrededor buscando otra arma para usar. Desesperado, tomГі una gran caja entre sus manos y la arrojГі contra el robot mГЎs cercano. La mГЎquina levantГі uno de sus brazos para defenderse y fГЎcilmente esquivГі al misil. La caja se estrellГі contra una pila de cajas, las cuales cayeron en la fila siguiente, interponiГ©ndose en el camino de los demГЎs robots, causГЎndoles demora en su persecuciГіn y regando sus contenidos por el piso.
Mientras los robots se detuvieron para recoger la mercancГa y abrirse paso entre las cajas caГdas, el polizГіn vio una apertura temporal. MoviГ©ndose con una velocidad casi inconsistente con su cuerpo rechoncho, el nativo se arrojГі entre el grupo de robots en un pasillo y se evadiГі bajo sus brazos que se sacudГan ferozmente. Se puso tras las mГЎquinas que habГan intentado capturarlo, haciendo una loca carrera por la libertad—aunque era un misterio para Dev hacia dГіnde esperaba ir.
Por el momento, a pesar de ello, fue directamente hacia su ingeniero. “¡Dunnis!” gritГі ella—innecesariamente. El gran hombre ya habГa visto venir al nativo.
Dunnis sГіlo tenГa que dar tres pasos hacia su derecha para estar en posiciГіn de interceptar al alienГgena. Mientras la peluda criatura corrГa hacia Г©l, el pelirrojo ingeniero se agachГі y abriГі sus brazos para atrapar al fugitivo. El daschamГ©s tenГa tantas ganas de escapar de los robots que ni siquiera notГі la presencia del humano hasta estar a unos cuatro metros de distancia, ya para ese momento, era demasiado tarde para fijarse en su avance. Los dos seres chocaron con un golpe discordante que Dev pudo sentir a mitad de la bodega.
El ingeniero cerrГі sus enormes brazos alrededor del nativo, quien luchГі fieramente por liberarse. Los otros tres humanos corrieron para ayudar a Dunnis y Dev silbГі para solicitar asistencia por parte de varios robots, los cuales se encontraban parados alrededor preguntГЎndose quГ© hacer. Aunque el alienГgena dio una buena pelea, fue reducido rГЎpidamente y conferido a la custodia de dos robots.
“Llévenlo a la cabina de Zhurat y enciérrenlo. Luego permanezcan en guardia en ambos lados de la puerta para asegurarse de que no escape,” le ordenó Dev a las máquinas. “Tenemos que arreglar este desorden antes de interrogarle.”
Mientras los robots se movГan para obedecer, mirГі a su alrededor el caos en la bodega. Varias docenas de cajas grandes habГan sido arrojadas de sus pilas y estaban regadas sobre el suelo. Dev notГі con interГ©s que era una esta era una secciГіn de la bodega que habГa sido un misterio para ella; Larramac se habГa negado a decirle quГ© habГa en esas cajas particulares y cuГЎl planeta era su destino. Dev no habГa tocado el tema, consciente de la forma como su predecesor habГa perdido su trabajo; pero ahora serГa imposible para su jefe evitar que ella descubra el secreto de su carga.
Al tiempo que caminaba hacia la mercancГa derramada, tuvo que hacer un esfuerzo consciente para mantener su sorpresa bajo control. El piso estaba repleto de armas de todo tipo, desde pistolas lГЎser, pasando por rifles, granadas, armas automГЎticas que pudieran arrasar pueblos—equipo lo suficientemente letal para surtir a una pequeГ±a armada. Y eso estaba sГіlo en las cajas que se habГan abierto al romperse. ВїCuГЎnto mГЎs arsenal continuaba en los contenedores sellados?
Roscil Larramac era un traficante de armas.
***
Aunque Larramac sabГa que ella habГa visto la carga, ninguno dijo una palabra al respecto. Dev tenia muchos otros problemas que requerГan su atenciГіn inmediata y preferГa darse el lujo de trabajar en una a la vez. GuardГі el asunto de las armas en el Гєltimo lugar de su mente para un comentario en el futuro—pero no estaba olvidado.
“¿PodrГan ustedes tres dirigir a los robots en la limpieza?” le pidiГі a Larramac. “Me imaginГ© que, ya que comencГ© a hablarle a nuestro cautivo con anterioridad, yo tambiГ©n podrГa continuar con ese trabajo, si no tienen ustedes alguna objeciГіn.”
“No, no, adelante. Nos encargaremos de las cosas aquГ, si estГЎ segura de que estarГЎ bien arriba.” El dueГ±o de la nave hablГі rГЎpidamente, tratando de ocultar alguna culpa latente acerca de la carga.
Voluntariamente, Dev dejГі la limpieza en manos de los hombres y las mГЎquinas mientras subiГі hacia el nГєcleo central de la nave al nivel de los cuarteles de la tripulaciГіn. SegГєn sus instrucciones, los robots habГan cerrado con llave la puerta del camarote de Zhurat y un robot permanecГa de pie a cada lado de ella.
“Estoy entrando,” le dijo a ambos guardias robots. “Si el alienГgena intenta escapar, atrГЎpenlo—pero no lo lastimen.” Con eso, abriГі la puerta y entrГі.
El alienГgena se sentГі en la cama plegable al extremo mГЎs retirado de la pequeГ±a cabina, escondiГ©ndose contra el tabique y mirГЎndola. Por su estilo de ropa y estructura corpГіrea general, ella concluyГі que su cautivo era un varГіn de su especie.
“Hola otra vez,” dijo con calma, cerrando la puerta tras de ella y apoyГЎndose casualmente contra ella para darle un sutil refuerzo al concepto de que Г©l era su prisionero. Su pistola estaba ahora en su funda; sus manos estaban vacГas y abiertas en seГ±al de paz. “A pesar de toda la agitaciГіn de la Гєltima media hora, realmente nada ha cambiado. No somos una amenaza para ti. PodrГamos haberte matado, pero no lo hicimos. Eso deberГa probar nuestras buenas intenciones. Ahora, debes probar las tuyas. Ya te dije mi nombre. ВїCГіmo te llamas?”
El alienГgena la mirГі durante un largo rato. Finalmente, al darse cuenta de que no tenГa otra alternativa sino creerle, dijo “Grgat Dranna Rzinika.”
“Muy bien, Grgat Dranna Rzinika, Вїte importarГa decirme por quГ© abordaste mi nave?”
“Estaba huyendo.”
“¿De quiénes?”
“De los dioses.” La computadora traducГa las palabras de manera casi monГіtona, pero a Dev no hacГa falta tener un diploma en alienologГa detectar la amargura y disgusto en la voz de una criatura.
“¿¿Por quГ©?” Cuando el nativo dudГі por un momento, Dev agregГі, “Recuerda que no podrГЎn oГrte mientras estГ©s en esta nave. Puedes hablar libremente.”
“¡Los odio!” explotГі Grgat repentinamente. “Son crueles e insensibles. PreferirГa apoyar a los demonios del espacio exterior que seguir viviendo bajo el dominio de estos dioses.”
“Asà que, ¿soy un demonio?”
Grgat la mirГі cuidadosamente. “No, pareces un mortal como yo, aunque sГ tienes poderes mГsticos. Pero vienes del reino sostenido por los demonios, y... Y yo quisiera que me llevaras contigo.”
Dev se apartó de la puerta hacia la cama donde estaba sentado su nativo. Se sentó en la esquina opuesta, con precaución de no hacer ningún movimiento repentino o amenazante. “No intento discutir,” dijo, “pero debo saber tus motivos. ¿Por qué odias a los dioses? ¿Por qué arriesgas tu vida para escapar de ellos?”
Las manos en forma de garras del alienГgena temblaban nerviosamente. “Porque asesinaron a mi esposa, Sennet. La mataron sin piedad sГіlo por seguir sus instintos naturales. Ellos—”
Dev interrumpió su incipiente discurso. “¿Sennet se pronunció en contra de ellos?”
“No, esa es la ironГa. Era una leal y autГ©ntica creyente. Siempre me regaГ±aba para que fuera mГЎs entregado.”
“Entonces, ¿por qué la mataron?”
“Porque se embarazГі. Nuestro pueblo ya alcanzГі su cuota mГЎxima asignada, incluso despuГ©s que algunas personas murieron—incluyendo a nuestra Гєnica hija—nos negaron el permiso para incrementar la poblaciГіn. DebГa ser nuestro turno, pero cuando Sennet quedГі encinta los dioses enviaron a uno de sus mensajeros a sacar al bebГ© de su vientre. Frente a todo el pueblo, le rogГі y le suplicГі al ГЎngel que no se llevara a nuestro bebГ©. Fue mГЎs respetuosa a medida que rogaba, pero aГєn asГ—sГіlo para mostrarle la futilidad de discutir con los dioses—la mataron. Luego, porque nuestro pueblo estГЎ muy bajo la cuota, le dieron la asignaciГіn a la prГіxima pareja en la lista.”
Cuando terminó de hablar, Grgat estaba mirando sus pies, evitando por completo la mirada de Dev. “No puedo adorar a quienes le hicieron algo tan cruel a una seguidora tan leal como Sennet. No me importa que sean dioses, o que puedan matarme con un solo pensamiento—no puedo adorarlos.”
“No,” dijo Dev con suavidad—tan suavemente que su computador casi no pudo captarlo y traducirlo. “No, no esperarГa que lo hicieras.” Todos sus instintos salieron de ella para poner un brazo reconfortante alrededor de los hombros de Grgat—pero a la vez temГa que el alienГgena malinterpretara el gesto. Sus manos permanecieron sosegadamente en su regazo.
Grgat continuГі como si no la hubiera escuchado. “Es por lo que, cuando tu nave llegГі hace unos dГas, resolvГ esconderme abordo y viajar hacia el reino de los demonios. Seguramente no podГan ser peores que los dioses que tuve que soportar. Cuando subieron una carga de oro a bordo de tu nave esta tarde, me escondГ adentro. Estuve escondido aquГ hasta que me encontraste. No les harГ© daГ±o, lo juro.”
“Te creo,” dijo Dev. Luego agregГі como un segundo pensamiento, “debes estar terriblemente hambriento, si has estado aquГ todo el dГa sin comida.”
“Lo estoy. Pero espero sufrir.”
“Eso no tiene sentido. AГєn los peores prisioneros tienen derecho a comer—y cualquiera que sea tu situaciГіn, estГЎs por encima de eso. La quГmica de tu cuerpo no es muy distinta a la de nosotros—creo que podremos encontrar algo nutritivo para ti o algo a lo que estГ©s acostumbrado.”
Dev se puso de pie, fue hacia la puerta y la abrió. “Bakori,” llamó, sacando su cabeza.
El astrogador apareciГі por debajo. “¿SГ, capitana?”
“Nuestro prisionero no ha comido durante algún tiempo. Vaya a la cocina y prepare algo para ayudarlo hasta que podamos decidir qué haremos con él.”
“SГ, seГ±ora.”
Mientras el astrogador se movГa para cumplir con su orden, Roscil Larramac tambiГ©n apareciГі abajo. “¿ComenzГі a hablar?”
“Bastante bien,” respondió Dev. “Tiene muchos problemas afuera.”
“También tiene muchos problemas aquà adentro. Quiero hablar con él. Vamos a subir.” Larramac puso la escalera al nivel de Dev.
Dev le advirtiГі a Grgat que el dueГ±o de la nave querГa hablar con Г©l, y que Larramac no le harГa daГ±o. El nativo se veГa nervioso—apenas se hacГa a la idea de hablar con Dev—pero obviamente no estaba en posiciГіn de rehusarse.
Cuando Larramac entrГі, Dev le contГі lo que Grgat le habГa dicho hasta ahora. Cuando terminГі, Larramac permaneciГі en silencio durante un momento, acariciando su perilla pensativamente. Finalmente dijo, “Si lo llevamos con nosotros, podrГamos tener problemas con estas deidades locales, quienes quiera que sean. ВїMerece la pena, Dev?”
“Aún no tengo suficiente información. Pero intento obtenerla.” Dirigiéndose a Grgat, dijo, “Tendremos que saber un poco más antes de poder ayudarte. Dinos absolutamente todo lo que sepas sobre los dioses.”
CAPГЌTULO 4
Cabalga con el momento. Incluso si es desagradable, siempre habrГЎ otro dentro de poco.
—Anthropos, La Mente Sana
Antes del Comienzo, explicГі Grgat, nada existГa ademГЎs de la Bruma Primigenia que se impregnaba en el universo. Era uniforme y amorfa. Luego, tras un perГodo de eras, comenzГі a convertirse en distintas entidades, que eventualmente se convirtieron en dioses y demonios. Primero, ambas razas convivieron en armonГa. Juntas, crearon las estrellas y los mundos con los restos de la Bruma Primigenia e impusieron el orden en el caГіtico cosmos.
Pero, luego de muchos eones, ambas razas tuvieron una disputa. Los dioses querГan crear criaturas mortales con las cuales pudieran compartir las maravillas del universo; los demonios, de manera egoГsta, procuraron evitar que hubiera otros seres y guardar sus secretos sГіlo para ellos. Ambas filosofГas resultaron incompatibles, y una guerra fue su consecuencia natural.
Los cielos estallaron en fuego mientras ambas especies luchaban por la supremacГa. Las estrellas explotaron, y varios planetas fueron devastados en las batallas en las que se enfrentaron. Finalmente, para evitar mГЎs destrucciГіn, los dioses pidieron y recibieron una tregua. El planeta Dascham fue creado como un lugar donde los dioses podГan experimentar con la vida a su antojo, mientras que los demonios acordaron vagar por los cielos y no interferir con los asuntos de Dascham.
Los dioses construyeron una montaГ±a llamada Orrork, la cual convirtieron en su hogar y donde aГєn habitan. Una vez que se establecieron allГ, hicieron a los miembros de la raza daschamesa a su propia imagen para ayudarles a estudiar los misterios del universo.
Primero, los dioses y los mortales se mezclaban como iguales. Pero despuГ©s, algunos daschameses malvados se hicieron vanidosos y creyeron ser mejores que los dioses. Comenzaron una revuelta que los dioses, con sus poderes supremos, rГЎpidamente reprimieron—la Hora de la Quema. Pero los dioses sabГan que sus creaciones, los daschameses, eran imperfectos—su obstinada arrogancia siempre los conducirГa a desafiar a sus creadores. Algunos dioses pensaron en destruir a todos los daschameses y comenzar sus experimentos con vidas nuevas, pero otros de sus colegas se opusieron.
Eventualmente, los dioses decidieron que conservarГan a los daschameses, pero como esclavos, Гєnicamente hechos para adorarlos y para llevar a cabo trabajos manuales para servirles. Los dioses mantendrГan una supervisiГіn constante sobre sus desobedientes sirvientes, siempre alertas ante alguna seГ±al de rebeliГіn. AdemГЎs, los dioses crearon a los ГЎngeles para recordarle a los daschameses acerca de su estado degradado y para reprimir y castigar a todos quienes vayan en contra de la voluntad de los dioses.
Se estableciГі un estricto cГіdigo de reglas. NingГєn daschamГ©s podГa decir o hacer nada que pudiera significar hostilidad hacia los dioses. DebГan entregarse ofrendas de alimentos por turnos de cada pueblo, las cuales eran llevadas por los ГЎngeles hacia la montaГ±a Orrork. Los daschameses, ademГЎs de cultivar sus propios alimentos, debГan trabajar en varias tareas para los dioses—en la minerГa de materiales y piedras especГficas, los cuales ponГan en grandes cubetas que eran recogidas por los ГЎngeles.
La libertad estaba limitada en mГєltiples maneras. El control de poblaciГіn era estrictamente impuesto. No podГan permanecer mГЎs de diecisГ©is daschameses en un mismo lugar a la vez. Los daschameses no tenГan lenguaje escrito y los dioses escuchaban cada conversaciГіn hablada, sin importar cuГЎn bajo susurrasen. La retaliaciГіn (como Dev habГa visto anteriormente) era rГЎpida y definitiva para cualquiera que desobedeciera la voluntad de los dioses.
Los dioses eran invencibles y gobernaban Dascham con mano dura.
***
Dev y su jefe escuchaban tranquilamente mientras Grgat explicaba la teologГa de Dascham. Cuando el nativo terminГі, se sintiГі un silencio en la cabina. Finalmente, Larramac se acercГі y apagГі el traductor en el casco de Dev de manera que Grgat no pudiera comprender quГ© estaban diciendo. “¿QuГ© opinas?” preguntГі.
“Funciona para un buen cuento.”
“¿Pero le crees?” Larramac la miró estrechamente.
“Asumo por esa mirada extraГ±a que Dunnis le informГі sobre mis teorГas sobre los dioses. No, literalmente no le creo. Tiene mucho en comГєn con los mitos creacionistas de la gente primitiva de cualquier lugar de la galaxia. A pesar de ello, sГ creo que hay mГЎs de cierto en esta que en la mayorГa de ellas. Y sГ creo en los poderes de los dioses; los demostraron muy bien esta noche.”
Larramac se quedГі en silencio durante un momento, y luego se acercГі al casco de Dev. Dev se lo entregГі y Г©l encendiГі el traductor de nuevo. “DГgame, Grgat, Вїexactamente quГ© espera de nuestra parte?”
“Quisiera que me sacaran de Dascham y me llevaran hacia el cielo, hacia el reino de los demonios.”
“Pero acaba de decirnos que los demonios se oponen a la vida. ВїPor quГ© querrГas ir allГЎ?”
El nativo dudó, y finalmente decidió creerle a los humanos. “Yo... quise pedirles ayuda para destruir a los dioses. Solamente si los dioses resultan vencidos, Dascham puede ser realmente libre.”
“¿Y acaso los demonios lo escucharГan? ВїCГіmo espera ganarse su simpatГa si ellos se oponen a la vida?”
“Los dioses dicen ser buenos, aunque los he visto hacer cosas que inclusive ellos dicen ser malas. Dicen ser sabios, aunque a veces actúan tontamente. Estoy aprendiendo a no creer todo lo que me han dicho los dioses.”
“El comienzo de la sabidurГa,” Dev murmuró—pero muy calladamente, de manera que el traductor no lo captara.
Grgat continuГі, obviando la observaciГіn de Dev. “Los dioses dicen que los demonios no tolerarГan la vida—aunque ustedes vienen de los cielos y son tolerados, aunque no son demonios ni dioses. Los dioses dicen saberlo todo sobre Dascham, aunque obviamente no saben quГ© estamos diciendo ahora, porque ya nos hubieran aplastado mucho antes de esto.”
“¿Cómo sugiere que encontremos a los demonios?” preguntó Dev.
“No lo sé,” admitió el nativo. “¿Alguna vez has visto alguno?”
“He conocido a muchos seres que podrГan ajustarse al tГ©rmino, pero probablemente no sean a quienes tienes en mente.”
“¿SerГa posible que me ayudes a buscarlos? Te pagarГ© bien.”
Al escuchar la palabra “pago”, Larramac se enderezГі en su asiento. PrestГі atenciГіn mГЎs cuidadosa a la Гєrsida figura de Grgat mientras dijo, “¿Pagar? ВїCГіmo? No sabГa que los daschameses tuvieran algo con quГ© pagar. No parecen particularmente adinerados.”
“SerГa despuГ©s de destruir a los dioses, por supuesto. Si dejamos de servirle a los dioses, podrГamos trabajar para pagarles nuestra deuda. Hay minerales que los dioses consideran valiosos, y algunos de ellos ustedes podrГan tambiГ©n considerar vender. PodrГamos darles mucho mГЎs que eso como pago por nuestra libertad.”
En ese momento, el astrogador de la nave, Lian Bakori, entrГі con una bandeja de comida para el prisionero. Al darse cuenta del la expresiГіn ansiosa del rostro de Grgat al mirar la comida, Dev considerГі que serГa mejor interrumpir el interrogatorio por los momentos. Todos estaban exhaustos y necesitaban reposar. Luego que Bakori dejГі la bandeja, ella saliГі de la cabina, al tiempo que hizo un gesto para que el propietario de la nave y el astrogador salieran delante de ella.
Una vez más estando afuera, Dunnis se le acercó. “Mire lo que encontré, capitana.”
El pequeГ±o trozo de metal que sostenГa en su mano extendida tenГa menos de dos centГmetros de longitud tenГa menos de dos centГmetros de longitud. Aunque tenГa un pequeГ±o conjunto de patas para movilizarse, obviamente era artificial.
“¿Dónde lo encontró?” ella preguntó.
“En la bodega, mientras limpiГЎbamos. Usted tenГa razГіn, creo que es uno de los bichos que los dioses usan.”
Dev estaba muy cansada como para sentir regocijo por el hecho de que sus presunciones eran correctas. Sólo inhaló profundamente y dijo, “¿Puede hallar la frecuencia en la que transmiten?”
“Puede tomar un ratito, pero… sГ, puedo hacerlo.”
“Bien. HГЎgalo de inmediato. Luego necesitarГ© que construya un dispositivo emisor de interferencias de manera que pueda apagar los deflectores meteoroides. Estamos consumiendo la energГa de la nave.”
“SГ, Capitana. Eso puede tomar un rato.”
“Tómese todo el tiempo que necesite, hasta las 0730 de esta mañana. Luego de esa hora, deberá estar listo.”
“Pero Capitana, no he dormido nada y las pruebas....”
“Si usted no hubiese estado afuera holgazaneando con Zhurat, nada de esto serГa necesario. Las pruebas son relativamente sencillas—Tengo algo de conocimientos sobre ingenierГa. Puedo hacer las pruebas y construir el emisor de interferencias en unas quince horas; espero que usted, con su experiencia especial en la materia, lo haga en la mitad del tiempo.”
Dunnis abrió su boca para seguir protestando, pero Dev lo interrumpió. “Cada minuto que pierde aquà discutiendo conmigo le resta un minuto de tiempo para trabajar. Le sugiero que comience ahora.”
El ingeniero encogiГі sus grandes hombros y dispuso a cumplir con sus Гіrdenes, dejГЎndola sola junto a Larramac y Bakori. “EstarГ© en mi cabina si me necesitan,” dijo a ambos hombres. “Tengo la fuerte sospecha de que las actividades de esta noche sГіlo son una antesala a algo mucho peor y me gustarГa tener al menos dos horas de descanso antes de enfrentarme a eso.”
Bakori aceptГі su anuncio con el mismo silencio sepulcral que usaba para todas las ocasiones. El astrogador era un neo-budista ortodoxo y, como tal, aceptaba todo el universo exactamente como era. Dev no podГa recordar haber conocido a un hombre mГЎs pasivo, pero hacГa su trabajo razonablemente bien y no le daba problemas, por lo que ella no tenГa quejas.
Roscil Larramac, a pesar de ello, era otra cosa. Su expresiГіn melancГіlica y abstraГda sobre lo que Grgat dijo presagiaba pocas cosas buenas. DesearГa haber sabido quГ© pasaba por su obsesivo cerebro, pensГі Dev. Lo que sea, sГ© que no me va a gustar.
***
A pesar de haber anunciado su intenciГіn de dormir un poco, esa noche estuvo muy incГіmoda. Se acostГі encima de las sГЎbanas en su cama plegable, sus ojos vagaban sin cesar alrededor de la habitaciГіn. Un retrete y un lavabo estaban atiborrados juntos en una esquina, junto con un juego de gavetas empotradas, donde se encontraba la mayorГa de sus pertenencias. Las paredes desnudas de metal tenГan aros para colgar una hamaca cero-gravedad, que se encontraba doblada en una gaveta. HabГa un cronГіmetro, una fotografГa de sus padres y una del dormitorio donde pasГі los siete primeros aГ±os de su vida, un par de imГЎgenes de los planetas que habГa visitado y una muestra con su cita favorita de Anthropos, “No reces para obtener milagros—¡CrГ©alos!”
Se preguntГі si estarГa despierta para llevar a cabo la tarea esta vez. En un espacio de varias horas, sus problemas habГan experimentado un incremento logarГtmico y eso no permitiГі que su cerebro descanse con facilidad.
AbriГі un libro y lo hojeГі; pero aГєn al leer, su pasatiempo favorito, sostuvo poco interГ©s en su lectura tras las actividades de esa noche. Preocupada porque no podГa perderse con tanta facilidad, y puso el libro abajo en el piso a su lado.
Todo tiene soluciГіn, se recordГі a sГ misma. SГіlo hace falta poner la mente en orden. Decidida a hacerlo, separГі sus preocupaciones en componentes discretos y las examinГі por separado.
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